Blas Roca Calderío fue un destacado dirigente que dedicó su vida a la lucha revolucionaria y al Partido Comunista, desde muy joven hasta su muerte el 26 de abril de 1987 a los 78 años. Luego del triunfo de la Revolución desempeñó altas responsabilidades en el Parlamento y el Partido.
Su verdadero nombre era Francisco Calderío, pero en sus numerosos artículos publicados en periódicos y revistas nacionales en defensa de los intereses populares y contra las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista firmaba como Blás Roca y así fue como su nombre pasó a la posteridad.
Nació en Manzanillo, antigua provincia de Oriente, el 24 de julio de 1908, en el seno de una familia humilde. Su educación fue casi autodidacta, pues sólo pudo cursar hasta el cuarto grado de la enseñanza primaria, aunque leyó mucho y accedió a innumerables textos de contenido social progresista.
Aprobó en 1924 los exámenes que lo habilitaban para el magisterio. Ejerció como maestro sustituto durante tres meses, pero tuvo que cesar en su trabajo por falta de recomendación política lo cual era un requisito en esa época. A los 20 años comenzó a estudiar Marxismo Leninismo.
A los 21 años, en 1929, ingresó en el Partido Comunista. Cuando era Secretario General de la Federación Obrera de Manzanillo, tomó parte activa en las huelgas de zapateros de ese año y en la de estibadores de 1930. En 1931 se le encargó organizar el Partido en Oriente y fue electo miembro de su Comité Central.
Junto a Lázaro Peña y Jesús Menéndez, construyó una central sindical que unió a todas las corrientes de la clase obrera y las proyectó con un sentido revolucionario de clase.
Fue detenido en julio de 1932 y encarcelado un año en Guantánamo. En la prisión escribió trabajos que circularon mucho clandestinamente. Publicó el periódico mimeografiado Voz Proletaria, y colaboró en Mediodía, Noticias de Hoy y fue parte del Consejo de Dirección de la revista mensual El Comunista.
A fines de 1933 se traslada a La Habana, donde conoce a Rubén Martínez Villena. En 1934 es electo Secretario General del Partido Comunista, cuando tenía sólo 26 años, y viaja a Moscú como delegado de Cuba al VII Congreso de la Internacional Comunista.
A pesar de la oposición de los sectores oligárquicos y los vaticinios del Diario de la Marina que le pronosticaba una corta vida, el Partido Comunista de Cuba logró crear un órgano de prensa diario con el nombre de “Hoy”, que salió al público el 16 de mayo de 1938 y del cual Blas Roca sería uno de sus directores al igual que Augusto Miranda y Carlos Rafael Rodríguez.
Fue electo delegado a la Asamblea Constituyente de 1940 y diputado nacional por su partido en varias legislaturas. Creó y dirigió la Revista Fundamentos y colaboró en Gaceta del Caribe, Mella y La última Hora. Fue Secretario General y Primer Vicepresidente del Partido Socialista popular (PSP). Se opuso activamente al golpe del 10 de marzo de 1952 y luchó contra la dictadura batistiana desde la clandestinidad.
Luego del triunfo de la Revolución fue miembro de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y luego del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. Fue director del periódico Hoy hasta que se fusionó con Revolución para dar origen al periódico Granma y fue el primer presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular cuando se constituyó el 2 de diciembre de 1976.
Dirigió el reordenamiento de la legislación judicial para adecuarla a la estructura socialista del país. Participó activamente en el establecimiento del Poder Popular en la provincia de Matanzas. Fue investido con el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Jurídicas en la Universidad de la Habana en 1974 y presidió la Comisión Redactora del Anteproyecto de Constitución de la República aprobada en 1976.
Blas Roca fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de su Buró Político desde su fundación en 1965, y ratificado en todos los congresos hasta su muerte. Numerosos artículos suyos publicados en Cuba fueron traducidos al ruso, inglés, rumano, checo, húngaro y vietnamita.
A causa de una prolongada enfermedad, muere el 25 de abril de 1987. Por decisión de la dirección de la Revolución fue sepultado en El Cacahual con honores de General muerto en campaña y, de acuerdo con su deseo, en “tierra pelada”.
En la despedida de su duelo, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó: «Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes y extraordinario talento. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes, maestro y conductor de comunistas por más de medio siglo, combatiente indoblegable que durante casi tres décadas dirigió el primer partido marxista-leninista de Cuba»