En el cumplimiento de la nueva misión, como internacionalista y revolucionario cubano, cae en combate el 25 de abril de 1967, cuando contaba con solo 27 años de edad, pero con una existencia vivida a toda intensidad, como la de los héroes verdaderos, siempre dispuesto a darlo todo por la causa del pueblo, por la Revolución y por el Socialismo.
Ese día, el Che lo calificó como Día Negro y dejó constancia, en su diario de campaña, de la muerte de Rolando en la guerrilla boliviana: Hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla y, naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la Columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria; de su muerte solo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: «Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma.
Ernesto Che Guevara, en su Diario de Bolivia